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Sexualidad en una relación estable: El desafío de tener y mantener una vida sexual atractiva y nutritiva para ambos.

Hoy la ciencia demuestra que la actividad sexual con una pareja comprometida genera un mayor bienestar, propicia la longevidad, mejora el sistema inmunológico, el estado de ánimo y la salud sexual y reproductiva.

“El disfrute y la frecuencia sexual se han asociado a la longevidad”. Un estudio de seguimiento durante 25 años realizado por la Universidad de Duke planteó que en los hombres, la frecuencia de las relaciones sexuales se correlaciona con su longevidad. En el caso de las mujeres, más que la frecuencia, el haber disfrutado de las relaciones sexuales predecía que vivieran más años (Amen, 2012).

La intimidad física es muy importante para la mayoría de las parejas y por lo mismo las preocupaciones sexuales se ubican entre las tres principales áreas de problemas relatadas por las parejas, como sostienen Markmann, Stanley y Blumberg. (1999).

Es en la relación de pareja donde tocarse sexual y sensualmente, es distintivo, por lo que no sólo es deseable sino que es esperado considerándose una forma especial de expresión de amor.

“Parece que durmiera con mi hermano”, declara Cecilia a propósito de su relación con Jorge con quien está casada hace 5 años y hace uno que no tienen vida sexual.

Las parejas que declaran sentirse felices con su relación, tienen alto acuerdo en aspectos relacionados con su vida sexual (81%) con respecto de aquellas parejas que declaran no sentirse felices (26%) (Olson & Olson, 2000).

Markmann, Stanley y Blumberg, proponen que para preservar y mejorar la vida sexual es necesario:

- Separar la sexualidad de la sensualidad - Proteger la intimidad física de la ansiedad y el conflicto - Comunicarse con claridad los deseos sexuales o sensuales.

Separar la sexualidad de la sensualidad: La sensualidad son todos los actos que proporcionan placer físico en formas no sexuales. Tocarse es un aspecto básico y placentero de la intimidad. En etapas tempranas de la relación muchas parejas dedican tiempo a tocarse, abrazarse y acariciarse, con el paso del tiempo, el aumento de las exigencias laborales, la presencia de los hijos y demandas de diversas índoles, muchas parejas dedican cada vez menos tiempo a la sensualidad y se vuelven muy “eficientes para realizar el acto sexual”, dejando de alimentar la sensualidad.

Ejercicio de sensualidad y comunicación de experiencias de placer:

El objetivo de este ejercicio es relajarse y disfrutar, queremos que se concentren en la sensualidad, la idea es que se turnen dando y recibiendo placer intercambiando roles en la mitad del ejercicio.

Si eres quien da, la idea es que toques a tu pareja respondiendo a su retroalimentación física o verbal. Concéntrate en la manera como reacciona a tus caricias, distinguiendo lo que le resulta agradable de lo que le incomoda, observa la manera en la que le gusta ser tocad@, el tipo de presión, de movimiento, de ritmo en el que se siente mejor. La idea es que aprendas a tocarlo de acuerdo a sus deseos y no en función de lo que tú crees o que para ti es agradable. La mejor manera de hacer las cosas para el otro es pidiendo retroalimentación sobre lo que lo hace sentir bien y lo que no.

Si vas a recibir, tu papel es disfrutar las caricias y dar retroalimentación sobre lo que te hace sentir bien y lo que no. Tu pareja no puede adivinar esto a menos que le manifiestes lo que sientes. Puedes expresarte con palabras o guiar con tu mano suavemente para mostrarle la mejor manera de hacerlo para ti.

Les recomendamos que practiquen inicialmente en zonas como las manos, espalda, piernas o pies para que las integren en las maneras habituales de tocarse a la vez que aprenden la técnica. Es recomendable que practiquen este ejercicio de concentración en la sensualidad varias veces a la semana y de a poco vayan explorando e integrando otras áreas del cuerpo.

Después de realizar este ejercicio varias veces, pueden practicarlo dando y recibiendo simultáneamente.

Proteger la intimidad física de la ansiedad y el conflicto: Numerosos estudios dan cuenta que la ansiedad es el factor clave que inhibe la excitación. En la vida de pareja la ansiedad puede estar presente como ansiedad frente al rendimiento sexual y también a propósito de las tensiones derivadas de los conflictos propios de la pareja.

Cuando se centra la atención en el desempeño, se asume un rol de observación de su propia conducta, creando una distancia consigo mismo y con su pareja. En estos casos el foco se centra en el rendimiento, en la autoestima, en la experiencia de aceptación o rechazo y no en el placer de estar compartiendo juntos. La persona se distrae de sus propias sensaciones de placer, se pierde la conexión con el otro y el proceso de disfrutar. Esta distracción favorece muchos de los problemas sexuales más comunes (eyaculación precoz y dificultades de erección en hombres; dificultades de lubricación y anorgasmia en mujeres). No es posible estar ansioso y al mismo tiempo placenteramente excitado.

Por otra parte, los conflictos de pareja mal manejados generan mucha tensión, la cual dificulta el contacto sensual y la disponibilidad a querer hacer el amor. Es necesario proteger del conflicto los momentos de intimidad, conexión y diversión. Para hacer esto hay que trabajar en manejar el conflicto efectivamente. Es importante acordar que se diferenciarán los momentos para abordar los desacuerdos y conflictos de aquellos destinados a estar juntos y disfrutar, puesto que el contacto físico sensual y las relaciones sexuales puedan ser maneras poderosas de conectarse y preservar la capacidad para disfrutar en pareja.

Comunicarse con claridad los deseos sexuales o sensuales: Comunicar los deseos y preferencias sexuales y sensuales hace más rica la conexión y potencia del disfrute. Es un error suponer que todo lo que a ti te gusta le gustará a tu pareja.

Las personas que buscan enriquecer su vida de pareja y tener una sexualidad más rica y fluida, abiertamente pueden preguntarse ¿Qué significa el sexo para ti? ¿Qué deseas sentir? ¿Qué sentimientos te surgen junto con el deseo? ¿Cómo te gusta que te toque? ¿Qué te incomoda? Así abren un espacio para saber del otro a través de las palabras y de gestos que nacen del contacto físico directo, porque saben que si pretenden adivinar, o hacer al otro lo que les gusta a ellos es muy probable que se equivoquen.

Es posible también incorporar el juego a través de la fantasía, entendiendo a ésta como un valioso recurso de la imaginación, que permite traspasar las fronteras e ir más allá de la realidad. “El amor y la ternura se enriquecen con un toque de imaginación, así las fantasías sexuales incluyen cualquier clase de actividad mental que genere deseo e intensifique el entusiasmo, a menudo son más sensaciones que imágenes, más sensuales que sexuales: olores, sonidos, recuerdos, palabras, momentos específicos…todo lo que ponga en movimiento la rueda del deseo”. (Esther Perel)

“El matrimonio debe luchar constantemente contra un monstruo que lo devora todo: la rutina”
Honore Balzac