Historias

Hablar de Plata: A veces una pesadilla
Amanda y Bastián

Bastián: Me acaba de llamar Amanda para decirme que nuevamente estamos sobregirados en la cuenta del banco. ¿Pero cómo? Si estamos recién a 20 y creo no hemos hecho nada distinto de lo que hacemos siempre… ¿Me habrán clonado la tarjeta? ¿Amanda habrá comprado algo y no me dijo?

Amanda: Bastián, ¿Por qué estamos sobregirados nuevamente en la cuenta? ¡No puedo creer las vergüenzas que me haces pasar! Iba a pagar el supermercado ¡y me rechazaron la tarjeta!

Bastián: Yo no manejo las cuentas de la casa, eso lo ves tú; ni siquiera me sé las claves para entrar a la página del banco, además yo deposito casi todo mi sueldo en esa, que es nuestra cuenta…

Amanda: ¿Cómo puedes no saber lo que gastas? ¿Estás hablándome en serio o me estás molestando?

Bastián: No empieces de nuevo con lo mismo, me carga esa actitud que tienes cuando tenemos algún problema. ¿Sabes? Ahora no puedo hablar: voy al partido de la liga y después tengo el tercer tiempo, así que hablemos más tarde.

Amanda: ¿Cómo que no puedes hablar? Este es un tema serio ¿y tú te tienes que ir a perseguir una pelota? Trata de ir buscando una solución para esto porque yo así no puedo seguir.

Amanda y Bastián cortan la llamada muy abruptamente. Amanda por su parte, además de sentir rabia por la situación, siente mucha tristeza y desilusión.

Amanda: Llevamos tanto tiempo tratando que esta situación cambie pero Bastián no entiende. Lo que más pena me da es que siento que no me escucha, que no comparte conmigo mi forma de manejar nuestros ingresos y gastos que claramente es más seria y responsable. No como él, que lo único que hace es gastar y gastar y sin darse cuenta.

Bastián es delantero en su equipo de la liga. Esa tarde no rindió de forma acostumbrada.

Bastián: ¿Para qué me molesta justo hoy con este tema, si sabía que tenía que jugar y que me pongo muy nervioso cuando hay problemas? ¿Por qué no esperó a que llegara a la casa por último? Ella no se da cuenta que sólo gastamos en panoramas y cosas para pasarlo bien. A veces Amanda es muy injusta.

Bastián se va muy preocupado a su casa y llega a revisar su cartola de banco. En ella ve:

- Cuota de la liga.
- Zapatos de fútbol.
- Poleron para hacer deporte.
- Cuchillo parrillero de regalo para mi mejor amigo.
-…mmm varios “tercer tiempo”.
- Uff, tres asados de amigos en nuestra casa…

Tengo que sentarme a conversar con Amanda mañana a ver si juntos podemos resolver esto o tal vez ella tenga más ideas que yo para que podamos aprender a ordenar los gastos y no llegar a esta situación de nuevo.

Bastián: Sé que no estamos muy bien organizados en cuanto a nuestros gastos y me estoy dando cuenta que parece que soy yo el que no estoy acostumbrado a un orden.

Amanda: Claramente no tienes ningún orden Bastián. ¡Tenemos un presupuesto el cual tenemos que cumplir para que no nos endeudemos! Yo trato y trato de ahorrar, de llevar un registro de los gastos que hacemos pero tú no sabes hacerlo y tengo la impresión de que tampoco tienes ganas de intentarlo…

Bastián: ¡Tengo muchas ganas, pero no sé cómo hacerlo! En mi familia nunca fuimos muy cuidadosos con los gastos. A mi papá le iba bien en su trabajo, mi mamá también trabajaba y la verdad es que siempre nos dieron lo que quisimos a mí y mis hermanos.

Amanda: El tema de las finanzas es muy delicado, y si bien puedo entender que en tu familia no se hablaba de este tema y nunca había preocupaciones, ahora esta es tu familia; tienes que ordenarte para que podamos vivir tranquilos. ¿Crees que podrás? Te propongo que acordemos un monto máximo que destinarás a los gastos relacionados con el fútbol. ¿Te parece? ¿Me prometes que lo intentarás?

Bastián: Sí, mi amor, te lo prometo. ¿Pero te puedo pedir algo?... ¿Me puedes ayudar? A: Obvio amor, yo te ayudo.

“Un buen matrimonio es aquel en el que cada uno designa al otro como guardián de su soledad”
Rainer Rilke