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Hay que distinguir entre los un entendido y un desacuerdo.

Un malentendido implica aceptar que lo que se quiso decir no se entendió como tal, por lo que se arregla conversando. Para esto es necesario que se confíe en que existe buena fe al decir que no es lo que se quiso decir y no persistir en decirle al otro/a que no le cree, que lo que se entendió es así.
Ej. Ella le dice a él que está aburrida de que llegue tarde. El puede entender que está aburrida de la relación. Si él persiste en quedarse con esa interpretación, no le da una oportunidad a ella de explicar lo que quiso que él entendiera.

Por otro lado, un desacuerdo implica reconocer que se está en posiciones diferentes, ambas legítimas, por lo que hay que buscar una forma de negociar. Un ejemplo es cuando uno quiere que sus hijos vayan a un colegio religioso y el otro a uno laico. Estas son dos posturas legítimas y para negociar hay que poner arriba de la mesa qué es lo que cada uno quiere y qué significa para cada uno su opción, para poder ver como llegar a un acuerdo.

“Uno de los daños más grandes que se les ha hecho a las parejas es la idea de que se debe ser uno.”
Sylvia Campos